Relata Gallegos, que la ceiba en
donde ahora está la estatua de El Libertador, tenía un hueco y cuenta la
leyenda que a partir de las nueve de la noche como no había luz
eléctrica, la gente temía pasar por ahí, porque del orificio del árbol
salía una cochina con unos cochinitos, por eso se llamaba la cochina
paría, las personas temerosas huían del animal y cuando miraban hacia
atrás se había aparecido con dos cochinitos mas, cada vez que se
volteara los pequeños animalitos se multiplicaban.
Asegura el cronista de Píritu, que
la gente le tenía pavor a esa cochina todo el tiempo, de igual forma
cuenta que existen innumerables anécdotas, pero quizás la mas resaltante
fue la que ocurrió a un peón de la familia de Don Ramón Gómez, a quien
cariñosamente llamaban el Negro Felipe.
Relata la historia, que este
trabajador venía por la plaza y se sintió perseguido por la cochina y
llegando a la casa de la mencionada familia se colgó de la ventana y
empezó a gritar, los Gómez reconocieron la voz del Negro Felipe y
salieron a ver que sucedía, encontrándose al susodicho encaramado en la
ventana y vociferando que la cochina lo estaba persiguiendo, por
supuesto los Gómez no vieron nada, pero el peón aseguraba que había
visto a la cochina paría.
Vanesa y Rocío.
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