viernes, 22 de febrero de 2013

leyenda griega



Había una vez un monstruo con figura de mujer, llamado Medusa. Que vivía en lo alto de una roca, junto al mar. Sus cabellos eran serpientes vivas, y todos aquellos que la miraban quedaba convertidos en piedra. Muchos habían intentado matarla, y muchos habían perecido en el intento. Habían tantas estatuas de piedra alrededor del peñasco donde vivía la medusa… Un joven llamado Perseo decidió acabar con ella. Sus amigos querían disuadirlo.
- Ya saber lo que ha pasado con todos los que quisieron luchar contra ella le decían.
Pero él contestaba:
- Yo tengo mis planes.
Perseo subió hasta la roca, y cuando apareció el horrible monstruo, en vez de mirarlo y empujar la espada, sacó un espejo. La Medusa al verse en él, quedó convertida inmediatamente en estatua de piedra. Desde entonces los marineros contaban la hazaña de Perseo cada vez que sus naves pasaba junto a la roca de la Medusa.

jueves, 21 de febrero de 2013

La leyenda de la Villa de Castro Marim

EN EL CASTILLO DE LA VILLA DE CASTRO MARIM EXISTEN LEYENDAS QUE DICEN QUE DURANTE LA NOCHE SE PUEDEN ESCUCHAR SONIDOS MISTERIOSOS QUE PARECEN RECORDAR LAS BATALLAS QUE UN DÍA SE LIBRARON ENTRE SUS MUROS.

Nada más llegar al pueblo, nos dirigimos al castillo de la Villa de Castro Marim, edificación construida por los Árabes entre los siglos X y XII, llegando a convertirse en 1.910 en un monumento nacional.

Las leyendas y rumores que rodean a este castillo hablan de extraños sonidos durante la noche, que parecen recordar las sangrientas batallas que se libraron entre sus viejos muros, ”pasos, relinchar y trotar de caballos, sonidos de espadas, etc..”

Los turistas que paseaban por el interior del castillo hacían referencia a la leyendas de fantasmas, algunos incluso bromeaban con la posibilidad de que se apareciera la figura espectral de algún antiguo caballero.

Lo cierto es que el lugar impresiona, todavía conservaba algunos recuerdos que te ponen los pelos de punta, como dos viejas horcas y algún aparato de tortura.

Al salir del castillo nos dedicamos a entrevistar a varias personas del pueblo, todas conocían las leyendas que escondía esa vieja villa, algunas incluso valoraban la posibilidad de que ciertas historias fuesen reales ya que algunos personajes de los cuales hablaban estas leyendas habían existido realmente.

EL FUERTE DE SAN SEBASTIAO FUE CONSTRUIDO EN EL SIGLO XVII COMO FORTALEZA DE DEFENSA DE LA VILLA, SIENDO A DÍA DE HOY UN LUGAR DE LEYENDAS DONDE EL FANTASMA DE UN VIEJO PRISIONERO SE APARECE A LOS NIÑOS.

Otro de los lugares con leyenda es el Forte de San Sebastiao que fue construido en el siglo XVII justo en la colina de la Villa y fue utilizado como fortaleza de defensa, comunicándose con el castillo de la Villa de Castro Marim por un muro, del cual solo quedan algunos restos.

Justamente debajo del fuerte podemos observar varias casitas blancas, hasta allí nos desplazamos para entrevistar a varios de sus habitantes, entre las diferentes personas con las que pudimos hablar, conseguimos un testimonio en Castellano, el de Luis, un joven de 30 años que se encontraba cargando material de construcción en la furgoneta de su padre. La historia que Luis y otros lugareños nos contaron sobre este castillo, viene a relatar que hace siglos habitaba en él un prisionero que fue apresado de niño y permaneció toda su vida en el interior del castillo recluido, hasta que un día falleció, a partir de entonces según cuenta la leyenda, el fantasma de este prisionero se aparecía en el castillo para jugar con los niños, siendo testigos de estas apariciones solamente los más pequeños del lugar. Algunas personas de la Villa aseguran que a día de hoy algunos niños han podido ver a este fantasma deambulando entre los muros de la fortaleza, eso si, no sin esbozar una ligera sonrisa, ya que consideran que son invenciones de los más jóvenes, o la propia imaginación que a sabiendas de esta leyenda les juega una mala pasada.

LA LEYENDA MÁS POPULAR DE ESTA VILLA HABLA DE MAURINHO FORTE, UN HOMBRE QUE SEGÚN LOS HABITANTES DE CASTRO MARIM, EXISTIÓ REALMENTE.

En la plazoleta principal del viejo pueblo nos encontramos a muchos habitantes de la Villa, entre ellos conversamos con María Fernanda y Alicia Correa, quien estaban sentadas en un banco con varias personas más. Este amable grupo de personas fueron los que nos orientaron de forma testimonial en la leyenda más conocida de Castro Marim, la de Maurinho Forte, un hombre que vivía hace años en la Villa, el cual era poseedor de una olla llena de Libras y objetos de oro, pero durante una de las etapas negras de este lugar se vio en la obligación de enterrarlas por miedo que se la robaran. Pasado un tiempo cuando Maurinho Forte decidió recuperar la olla se encontró con algo tan absurdo como inexplicable. Una especie de bicho gigante le atacaba cada vez que se acercaba para intentar desenterrar el tesoro.

Según la leyenda, Maurinho falleció sin haber conseguido recuperar su preciada olla llena de oro y sin haber comentado a nadie el lugar donde se encontraba enterrada. A día de hoy la leyenda continua y se rumorea que en ocasiones se puede ver vagar el alma de Maurinho por los campos que rodean a este pueblecito en busca de su tesoro. Esta historia ha calado tanto en los portugueses que según nos contó Alicia Correa, llegaron a venir al pueblo desde Lisboa, un equipo de búsqueda con aparatos especializados para intentar encontrar este tesoro escondido. Además nos recalcó en varias ocasiones que Maurinho Forte existió realmente.

EN EL AÑO 2006 LA SEÑORA ARMINDA RITA ENCONTRÓ EN EL RIÓ GUADIANA UNA MANITA DE SANTO QUE FUE QUEMADA DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.

viernes, 15 de febrero de 2013

Artabán, el cuarto Rey Mago

Según cuenta la leyenda, es posible que existiera un cuarto Rey Mago que jamás llegó a conocer a Jesús. Su historia se encuentra en algunos textos antiguos que dan cuenta del largo camino que recorrió
En relación a esta supuesta historia, se narra que existía un lugar en la antigüedad, el zigurat de Borsippa, con sus altos muros y siete pisos, que era el punto de encuentro de los cuatro reyes e inicio de la travesía conjunta. Hacia allí acudía Artabán, con un diamante protector de la isla de Méroe, un pedazo de jaspe de Chipre, y un fulgurante rubí de las Sirtes como triple ofrenda al Niño Dios, cuando topó en su camino un viejo moribundo y desahuciado por bandidos: interrumpió el rey su viaje, curó sus heridas y le ofreció el diamante al viejo como capital para proseguir el camino. Llegado a Borsippa, sus compañeros de viaje habían partido.
Artabán emprendió entonces un viaje en el que, por donde quiera que pasaba, la gente pedía su auxilio, y él, atendiendo siempre a su noble corazón, ayudaba sin detenerse a pensar que el obsequio de piedras preciosas que cargaba, poco a poco se reducía sin remedio. En su andar, Artabán se preguntaba: ¿Qué podía hacer si la gente le suplicaba por ayuda? ¿Cómo podría negarle ayuda a quien la necesitaba?

Así pasaron los años y en su larga tarea por encontrar a Jesús ayudaba a toda la gente que se lo solicitaba.
Treinta y tres años después el viejo y cansado Artabán llegó por fin a donde los rumores le habían llevado en su larga búsqueda por Jesús. La gente se reunía en torno al monte Gólgota para ver la crucifixión de un hombre que, decían, era el Mesías enviado por Dios para salvar las almas de los hombres. Artabán no tenía duda en su corazón, aquel hombre era quién había estado buscando durante todos esos años.
Con un rubí en su bolsa y dispuesto a entregar la joya pese a cualquier cosa, Artabán encaminó sus pasos hacia aquel monte, sin embargo, justo frente a él apareció una mujer que era llevada a la fuerza para ser vendida como esclava para pagar las deudas de su padre. Artabán la liberó a cambio de la última piedra que le quedaba de su basto tesoro.
Triste y desconsolado, nuestro cuarto rey mago se sentó junto al pórtico de una casa vieja. En aquel momento, la tierra tembló de forma brusca y una enorme piedra golpeo la cabeza de Artabán. El temblor aquel anunciaba la muerte de Jesús en la Cruz
Moribundo y con sus últimas fuerzas, el cuarto rey imploró perdón por no haber podido cumplir con su misión de adorar al Mesías. En ese momento, la voz de Jesús se escuchó con fuerza: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste.
Artabán, agotado, preguntó: ¿Cuándo hice yo esas cosas? Y justo en el momento en que moría, la voz de Jesús le dijo: Todo lo que hiciste por los demás, lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos.

jueves, 7 de febrero de 2013

La curva de Torreseca

Cuenta la leyenda que la curva de Torreseca está encantada. Todo esto comenzó una noche lluviosa. Más o menos a las 11:45 de la noche se dirigían una pareja de recién casados en viaje de novios hacia un destino indefinido. La felicidad de los dos se palpaba en el ambiente; aunque la seguridad del muchacho ante el volante era indiscutible, la chica le preguntó:
—¿No crees que vas muy deprisa?
—¡No! —dijo él—. ¡Vamos, voy a setenta!
—Sí, pero está lloviendo —replicó ella, cada vez más inquieta.
—No te preocupes...
Justo después de decir estas palabras, el coche patinó; se deslizó por la carretera y se despeñó por un barranquillo al pie de una curva muy cerrada; los dos amantes, marido y mujer, murieron en el acto.
Un año después, un hombre que viajaba por la carretera recogió a una muchacha vestida de novia. Él la ofreció su cazadora para que no pasara frío. Al instante, ella dijo: «Gracias; por favor, frene. En esta curva me maté yo». El hombre desvió su mirada hacia ella y frenó en seco: habían desaparecido ella y la cazadora.
Un tiempo después, el hombre se dirigió hacia la tumba de aquella pareja que se mató en la curva y encontró su cazadora encima de la lápida de la tumba de ella.
Desde entonces, cuenta la leyenda que en las noches de lluvia, si vas por la carretera de la curva de Torreseca, es de noche y te encuentras con una mujer vestida de novia haciendo autoestop, debes recogerla. Si no la recoges, tu muerte es segura.

En tu espalda

Un matrimonio que tenia un hijo pequeño, siempre se la pasaban discutiendo y peleando. Un día, el padre, en un ataque de rabia, mato a la esposa. El hombre escondió el cadáver y no había rastros del crimen, nadie sospechaba nada. Pero el hombre se percato de algo extraño acerca de su hijo, el niño nunca se quejaba acerca de la ausencia de su madre. Hijo, ¿por que no preguntas por tu mama? le decía el padre. La mayoría de los chicos de tu edad desean que su madre este con ellos, dime que es lo que te preocupa. Y el niño le respondió, yo estoy bien papá. Solo tenia curiosidad por saber porque siempre mamá esta trepada en tu espalda.

Comer de noche engorda



Comer de noche engorda
Falso. Este mito lo llevan a rajatabla todos aquellos que en algún momento de su vida han tenido que hacer dieta. Lo han escuchado decenas de veces: prohibido comer de noche. A partir de cierta hora nocturna, cerrar la boca y tirar la llave al mar. Tras una revisión exhaustiva de la literatura científica al respecto, nuestros investigadores no encontraron la más mínima evidencia de esta afirmación. Comer de noche engorda exactamente igual que comer de día. Este mito parece ser que nació por un estudio solitario y sin cotejar que publicaron en Suecia donde afirmaban que encontró que mujeres obesas dijeron comer más en la noche que las no obesas. La simple realidad es que las mujeres obesas no son sólo “comedoras nocturnas” sino en general comen más durante todas las comidas. Lo único cierto es que la gente sube de peso porque consume más calorías de las que quema, así de claro y de rotundo. Si no quieres engordar, no comas. Pero ni de noche ni de día. Lo sentimos si te hemos fastidiado la ilusión de dejar esos kilitos de más, cerrando el pico a partir de las 6 de la tarde.
Si quieres una figura esbelta, no comas ni de noche ni de día

leer com poca luz daña nustros ojos

Leer con poca luz daña nuestros ojos
Falso. Esto lo llevamos escuchando desde nuestros padres, que nos regañaban cuando nos poníamos a leer comics de terror a la luz de una vela. Mito que se ha mantenido durante generaciones porque es cierto que cuando estamos forzando la vista se produce un estrés temporal que irrita o cansa la vista, sin embargo, en cuanto volvemos a las condiciones normales de luz, desaparece ese estrés temporal y no queda ningún daño permanente en nuestro ojo. La evidencia científica confirma este hecho. Lo que sucede es que tampoco es aconsejable leer en malas condiciones lumínicas porque no tiene sentido sufrir irritaciones en los ojos pudiendo evitarlo. Sabiendo que no existe posibilidad de daño permanente quedamos más tranquilos, pero seguimos recomendando leer con iluminación adecuada.