jueves, 6 de junio de 2013


Sirenas. Mitología Griega

Las sirenas (en griego antiguo Σειρήν Seirến, ‘encadenado’, seguramente inspirado en el sánscrito Kimera, ‘quimera’) son seres fabulosos, originarios de la mitología griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantásticas de la literatura occidental, cuya función y representación han variado con el tiempo.
Aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como mujeres jóvenes con cola de pez. Es por ello que en muchas lenguas no latinas distinguen la sirena original clásica (inglés siren, alemán Sirene) de la sirena con cola de pez (inglés mermaid, alemán Meerjungfrau).

En la mitología griega, las sirenas son una clase difusa que comprende varios seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva; las representaciones artísticas más antiguas, que las muestran como aves con rostro o torso femenino, se deben probablemente a la asociación de las aves con el canto, así como al frecuente uso iconográfico de los seres alados para representar a los espíritus de los muertos. Muchas de las huellas gráficas más tempranas de las sirenas están en monumentos y ofrendas funerarias.
En época preclásica comenzaron ya a identificarse con náyades, y su canción a describirse como un atractivo irresistible que llevaba a la perdición a los marinos. Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo o Forcis, sea sin intervención femenina o de las musas Estérope, Melpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y con el baile. Su número es también impreciso, contándose entre dos y cinco; los nombres registrados incluyen Agláope, Telxiepia o Telxínoe, Pisínoe, Parténope, Ligeia (empleado luego por Edgar Allan Poe para el célebre cuento homónimo sobre una mujer de mortal belleza), Leucosia, Molpe, Radne y Teles.

Publicado por Miriam Rodríguez e Isabel María Blanque

Animales extraños y especies desconocidas para la Zoología


Desde hace varias décadas se ha reportado la existencia de seres vivos desconocidos y especies extrañas que escapan a una clasificación zoológica en distintas partes del mundo. Las más populares son Piegrande en los EEUU, el Chupacabras en México y otras zonas de América Latina y el Monstruo del lago Ness en Escocia, por nombrar algunas entre otras tantas. A pesar de que miles de personas en todos estos lugares han hecho denuncias, presentado fotografías y filmaciones de semejantes criaturas, e incluso existe una pseudociencia que busca estas especies como la Criptozoología, todas ellas son sumamente cuestionables. Por ello, la comunidad científica jamás ha podido descifrar con certeza de qué se trata este fenómeno. Quizás se trate de paranoia o de histeria generalizada, quizá sea el afán por llamar la atención, estrategias económicas o quizá hasta de mutaciones genéticas en algunas especies, pero lo cierto es que nada explica concretamente qué es lo que lleva a tantas personas, en tantas partes del mundo, a querer asegurar hasta el cansancio la existencia de tales seres y la ciencia aún no ha podido determinar por qué.

Vanesa y Rocío