viernes, 26 de abril de 2013

EL MITO DE LA CAJA DE PANDORA





 Cuando Prometeo osó robar el fuego que transportaba el Dios Sol en su carro, Zeus entró en su estado de cólera y ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre. Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas sensuales, Atenea le vistió elegante y Hermes le concedió facilidad para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó la dotó de vida y la envió a casa de Prometeo.

Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo que, a pesar de estar advertido de que  Zeus podría utilozar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la llegada de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por esposa.

Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenia todos los males capaces de contaminar el mundo de desgracias y también todos los bienes. Uno de sus bienes era la Esperanza, consuelo del que sufre, que también permanecía encerrada en aquella caja. Y esque, por aquel entonces, cuentan que la vida humana no conocía enfermedades, locuras, vicios o pobreza, aunque tampoco nobles sentimientos.

Pandora, víctima de su curiosidad, abrió un aciago día la caja y todos los males se escaparon, por el mundo asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Cuentan que los bienes subieron al mismo Olimpo y allí quedaron junto a los dioses. Asustada,  la muchacha cerró la caja de golpe, quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar precisamente los males que acosan al hombre.

Apresuradamente corrió Pandora hacia los hombres a consolarlos, hablandoles de la Esperanza, a la que siempre podían acudir pues estaba a buen recaudo.

Miriam Rodríguez e Isabel María Blanque.

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