viernes, 30 de noviembre de 2012

                                       Accidente en un abismo    

            


En un lugar de la Sierra Ecuatoriana donde la carretera circula entre montañas y grandes abismos, un matrimonio con su hijo avanzaban con cautela en el coche. Era una noche con mucha niebla y el viaje era muy peligroso.

Regresaban de un viaje en la montaña y se dirigían a su casa por una carretera, poco transitada. De pronto se les apareció una mujer en medio de la carretera con el cuello y la ropa llenos de sangre gritando para que parasen. La familia paró y el marido se bajó del coche. Entonces habló con la mujer que, muy alterada y llorando, le dijo que habían tenido un accidente y que se habían caído con el coche por el barranco. La mujer le rogó que la ayudara, que tenía un bebé y se había quedado atrapado entre los hierros del coche, que bajara y lo sacara de allí.


El hombre cogió su equipo de montaña y se puso a bajar por el barranco. Al rato subió muy nervioso con el bebé en brazos y le preguntó a su esposa dónde estaba la mujer. Esta le respondió que se había sentado en una piedra grande que había allí en la carretera, pero cuando miraron ya no estaba. Entonces el hombre se metió rápidamente en el coche con el bebé y le dijo a su mujer que hiciera lo mismo. Arrancó el coche y se fueron. Su mujer, muy enfadada, le preguntó que por qué se iba con el bebé, que por qué no habían buscado a la mujer, el marido le dijo que se tranquilizara y que cuando llegaran a su casa le contaría.

Cuando llegaron, la mujer le pidió explicaciones a su marido. Este le contestó que cuando bajó y cogió al bebé vio a la mujer muerta, el accidente había sido brutal y su cuerpo estaba cubierto de sangre y el cinturón de seguridad enredado a su cuello. 


El espíritu de la mujer era el que le había pedido ayuda para que salvaran a su hijo.                    














viernes, 9 de noviembre de 2012

                                                    Una va llena

En un arroyo que hay cerca del pueblo de Alcañizo ocurrió todo. El arroyo creció mucho, entonces se inundó una bodega y las albardas (que eran garrafas en las que se guardaba el vino) salieron de la bodega nadando, es decir, que el arroyo las arrastraba. Entonces el dueño se puso como loco a gritar:
—¡Una va llena! ¡Una va llena!
La gente del pueblo, al oírlo, salió a la calle, porque creían que era una ballena, y se burlaban del hombrecillo porque ellos no veían ninguna ballena; pero cuando el hombre se enteró, fue para donde estaba toda la gente  y les explicó lo ocurrido, es decir, que una garrafa iba llena, y empezó a reírse de ellos como loco.

Y por ello se dice el dicho:
El pueblo de Alcañizo,
iba todo en banda,
buscando una ballena
que al final era una albarda.

jueves, 8 de noviembre de 2012

La piedra caballera

                                      La piedra caballera

Dicen de cinco amigos, de los cuales el más pequeño era Antonio, que subieron a la Piedra Caballera el 23 de octubre de 1935 y se perdieron a las doce de la madrugada. Los cinco amigos encontraron una manzana y se la comieron. Por la mala suerte, resultó que la manzana estaba mala porque un hongo mortal se había plantado en ella. Al amanecer no quedaron ni los cuerpos. La cosa no se sabía en el pueblo, pero la madre del pequeño Antonio subió preocupada a buscarle y dijo: 'Antonio... Antonio' y todos los años a las doce del 23 se escucha: 'Antonio... Antonio...'.»

  • Dicen dos coplas moralas:

    Navalmoral de la Mata
    es un pueblo de primera
    que tiene por monumento
    a la Piedra Cabellera


    y

    Tenemos un monumento,
    que es la Piedra Caballera,
    y el que no lo crea así
    es que no entiende de piedras.


    Aunque no se trate de la octava maravilla del mundo, a los moralos nos da mucho juego, sea para ir a merendar a sus lomos o para rastrear lupa en mano presuntas  inscripciones o dibujos prehistóricos (también los hay, ay, que, con mentalidad troglodítica, se van a merendar y dejan, spray en mano, sus propias inscripciones conmemorativas).